El cobre y el latón son materiales infinitamente reciclables, así que se inicia con la correcta selección de las "chatarras" asegurando la calidad en la composición química de los material producidos. Posteriormente la "chatarra" seleccionada se funde en un horno de inducción eléctrica a altas temperaturas entre 900°C y 1.100°C , dando como resultado una materia prima en estado líquido que se pasa al proceso de colada continua hasta obtener unas placas sólidas que son llevadas al proceso de Laminación. Durante el tratamiento de fundición los materiales se evalúan con un espectrómetro calibrado con patrones internacionales, con el propósito de asegurar su composición química y garantizar la calidad en la composición de las diferentes aleaciones que ofrece a la industria.